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Mi sobrina menor hizo un video de promoción para la agenda. La llamé en la noche para darle las gracias y se escuchaba súper orgullosa y contenta de lo que había hecho. Nosotros también estamos igual de orgullosos que ella. Les cuento esto porque hubo un comentario que me llamó la atención. “Titi, mi video tiene seis likes.”
“Titi, mi video tiene seis likes.”
Cuando leemos y escuchamos que tenemos que ser como niños yo creo que a esto es que se refieren. ¿Cuántas veces has estado feliz por seis likes? Son tantos que los puedes contar con tus dos manos. Como adultos creemos que eso es muy poco, que no es suficiente y nos dejamos llevar por números en cosas en las que los números no definen nada. Hay cosas en las que sí, pero sabemos que hay muchas otras en las que no. ¿Por qué? ¿Será porque crecimos?
Siempre he sido de las que se complica la vida en todo y no puedo pensar en algo simple, lo he tratado, pero no me sale. Ahora, hay una cosa que aprendí hace unos años atrás. Lo que tienes en tu corazón hacer, decir o mostrar te lo pusieron ahí en tu cerebro porque va a tocar al menos una vida. Tal vez pueden ser miles o tal vez pueden ser diez, pero nunca vamos a saber. Lo importante es hacer lo que hay que hacer.
Estamos aquí por un propósito, uno más grande de lo que imaginamos. Tenemos que comenzar a trabajar. Sin importar el reconocimiento de otros, los comentarios de los demás y los likes, a menos que sean seis, de esos si te sientes orgullosa. Hay algo mucho más allá que lo veremos llegado el momento. Tú trabajo tiene una razón de ser y mientras no lo hagas hay alguien que sigue esperando ese brillo, que SOLAMENTE TÚ PUEDES brindar al mundo. ¡¡A Brillar!!