Uñas de Papel
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Desde que tengo memoria siempre he visto a mi mami con uñas arregladas con acrílico. Uno de mis regalos de graduación de sexto grado fue hacerme las uñas por primera vez. Lo recuerdo muy bien. Me hizo las uñas una chica que le decían “Chachi” y fueron todas clear con estrellas plateadas y doradas.
Aquel fue el primer momento y luego de esas uñas seguí haciéndolo continuamente cada dos o tres semanas. Iba fielmente a alguna técnica de uñas para que pusiera mis manos preciosas con su arte. Me sentía que si no tenía las uñas hechas, mis manos se veían de nene. Aún hoy 20 años después de haberme graduado de sexto grado, sigo viendo mis manos de nene cuando no tengo aunque sea pintadas las uñas.
Al llegar a Estados Unidos y comenzar no tenía el dinero para poder darme ese gustito. Tampoco tenía carro, ni conocía a nadie y mi nivel de inglés era tan y tan bueno que de seguro terminaba con algo que no quería. Decidí tomar clases para hacerlas yo misma. Después de varias clases lo conseguí. Sin embargo, me lastimé un montón las uñas, parecían uñas de papel “tissue”, así de frágiles.
Finalmente llegué a un nivel económico en el que me puedo permitir ese lujo. Fui a tres sitios distintos, me senté mínimo dos horas en cada uno. Regresé al menos dos veces y me rendí. No sé por qué, pero me pesa pasar dos horas ahí sentada esperando hasta que mis uñas estén listas. Antes no me molestaba en lo absoluto, me encantaba, ahora la historia es otra.
Bueno el punto de todo esto es que desde octubre decidí que iba a dejar crecer mis uñas naturales. Sin ponerle nada que las dañara ni las pusiera más débiles de lo que lo hice en estos 20 años. Ha sido laaaaaargo el proceso. Aún no se reponen, pero se ve el progreso. Sin embargo, ha tomado mucho más tiempo de lo que pensé.
La vida es igualita a mis uñas. Queremos cambiar algo, queremos lograr algo distinto y nos toma mucho más tiempo de lo que pensamos. Eso esta bien. Lo que no está bien es rendirnos a mitad de camino. El secreto está en continuar porque sabemos que lo podemos lograr. Cuando no estoy segura si voy a poder ese día, me quito el esmalte de uñas, cuando las pico o me desespero les tomó una foto. Solo para tranquilizarme y cuando ya estén como yo quiero ir a esas fotos y recordar que no fue fácil, pero se hizo.
Las uñas son lo de menos para ti tal vez. Esta bien. Estoy segura de que estás batallando con otras cosas. Esta es tu señal para que no te rindas. Para que te tomes una foto si es necesario y continúes. Tú puedes, y si hoy no pudiste, mañana vuelves. Se vale continuar mañana. Dele, a brillar.