Pedido Perfecto
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El otro día, fuimos con mi esposo a un restaurante brasileño. Él, todo emocionado, pidió una "limonada brasileña". Esa delicia refrescante con leche condensada que te endulza el alma. Pero, ¡oh sorpresa! Le trajeron una limonada normal. Ya saben, agua, azúcar, limón, nada fuera de lo común. Mi esposo, en su estado de confusión y con cara de “esto no es lo que pedí”, amablemente explicó que eso no era lo que él quería. La mesera, con una sonrisa, respondió que esa era la limonada, que allí la hacían a mano, sin ninguna máquina, y que era la limonada brasileña.
En ese momento, nos dimos cuenta de nuestro error. Estábamos en un restaurante brasileño, y claro, para ellos una “limonada brasileña” significaba lo mismo que para nosotros en cualquier otro país, limón, agua y azúcar. Así que mi esposo, intentó una vez más describiendo la bebida, a la persona que nos cobró a la salida. Allí la llamaban “limonada suiça”. Al igual que con la limonada, muchas veces en la vida pedimos cosas sin darnos cuenta de que los demás las entienden de manera diferente.
Es curioso, ¿no? Nos pasamos la vida esperando que los demás adivinen qué queremos, usando términos que para nosotros tienen un significado claro, pero que para otros pueden ser completamente diferentes. Y cuando no obtenemos lo que queremos, nos frustramos.
Entonces, queridas mujeres resilientes, la próxima vez que sientan que la vida no les está dando lo que pidieron, pregúntense si quizás hay una confusión de términos. Porque a veces, lo que llamamos “éxito” o “felicidad” no es lo que los demás entienden. Y puede que, como con la limonada, solo necesitemos describir mejor lo que queremos. ¡¡A Brillar!!