Eres una Quenepa no un Coco
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¿Alguna vez has esperado con ansias la llegada de las quenepas? Esa pequeña fruta tropical, con su jugo dulce y su pulpa suave, es como un tesoro que solo la naturaleza nos regala por un tiempo limitado. Recuerdo la emoción de niña, esperando que llegaran julio y agosto para que con ellos llegaran las quenepas para ser el primera en probar sus frutos maduros. Cada bocado era una fiesta para mis sentidos, un momento de pura felicidad que guardaba con cariño en mi memoria.
Con el coco, la historia es diferente. Siempre está ahí, disponible en cualquier momento, habían muchas palma en casa. Su sabor es delicioso, pero su presencia constante lo ha vuelto algo común. Ya no me emociona abrir un coco como lo hacía con una quenepa.
Esta simple comparación me llevó a reflexionar sobre cómo valoramos las cosas y a las personas en nuestra vida. A menudo, tratamos a quienes amamos como a las quenepas. Los cuidamos, los apreciamos y esperamos con ansias cada encuentro. Son como un regalo especial que nos hace la vida más dulce.
Sin embargo, con nosotras mismas solemos ser como el coco. Siempre estamos ahí, disponibles para todos, y a veces nos olvidamos de darnos nuestro propio espacio. Nos exigimos demasiado y esperamos muy poco a cambio. Nos convertimos en esa amiga que siempre escucha, en esa compañera de trabajo que siempre está dispuesta a ayudar, pero que rara vez se permite pedir ayuda o descansar.
Al igual que la quenepa, nosotras también merecemos ser valoradas, cuidadas y celebradas. Merecemos que nos traten con la misma paciencia y cariño que le tenemos a las personas que amamos. Merecemos tratarnos como quenepas.
La próxima vez que saborees una quenepa, recuerda que tú también eres un tesoro. Date permiso para disfrutar de los pequeños placeres de la vida, para cuidarte y para celebrar tus logros. Al igual que la espera por la quenepa hace que cada bocado sea más especial, aprender a valorarnos a nosotras mismas hará que nuestra vida sea más plena y satisfactoria. ¡A brillar! 🥥🌴🍈